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EL ADOLESCENTE NO ES UN ALIEN - Diana


Durante siete años de mi vida fui maestra de Preparatoria. Ingresé al maravilloso mundo de la docencia por dos motivos principales: uno, porque la formación filosófica (muchas de mis amistades dirían de-formación) no ofrece demasiadas opciones de trabajo, pero sobre todo porque mis hijos se acercaban a la peligrosa edad de “La Adolescencia”.

Fue en esos momentos cuando tuve un diálogo conmigo misma, en que me dije: “Más me vale empezar a convivir con los chavos y comprender su mundo.”

Así, tuve la grandísima oportunidad de impartir mi gran fuente de sabiduría en Lógica, Ética y Teoría del Conocimiento , donde la primera pregunta de mis alumnos siempre era: “¿Y esto de qué me sirve?


Una de las cosas que aprendí es que los adolescentes no son aliens; no llegan de otros planetas y aterrizan sorpresivamente en el nuestro. De manera que de nada nos sirve poner “cara de what” y cuestionarnos, ¿de dónde salió este ente extraño?

¡Salió de nosotros, del entorno familiar y social que creamos para ellos, y de la formación que les dimos durante sus primeros años!


Esa es la realidad. Entonces, lo que debemos hacer es buscar esa semilla nuestra que hay en ellos y cultivar las ramas que van brotando del tronco. El adolescente quiere crecer, y quiere expandirse. Y mucho más importante, quiere florecer.

Sobra decir que esto requiere de un gran voto de confianza y paciencia de nuestra parte. Aflojar las riendas del autoritarismo, sin soltar completamente el rol de autoridad y ejemplo. Aprender a tratar a esta personita con la mayor delicadeza y respeto. Cimentar las bases de la relación futura con ellos, que será, nos guste o no, de adulto a adulto.

Y principalmente, como lo han afirmado todos los grandes Maestros de todos los tiempos, fungir desde el amor, comunicar desde el amor, apoyar desde el amor.

Nunca supe si logré contestar del todo satisfactoriamente la pregunta de mis alumnos. Pero les puedo asegurar una cosa: a mí sí me sirvió convivir con ellos. Yo sí aprendí mucho de ellos, y es mi máxima recomendación: Atrévanse ustedes también a aprender de sus adolescentes. Se sorprenderán de comprobar lo mucho que tienen para enseñarnos.



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